Hoy parece normal —Messi, octavos, PSG enfrente, en un partido decisivo del torneo que el planeta enero mira— pero hace un año era una película de fantasía.
No es producto de la inteligencia artificial. Nadie lo imaginó, nadie lo vio venir. Pero solo uno podía hacerlo posible. Lleva el 10, mueve masas y desafía la lógica, tal como lo hace el fútbol.
Inter Miami, que muchos daban por un particiante decorativo, está en los octavos de final del Mundial de Clubes. Y esto no es un milagro, es consecuencia directa de lo que genera Lionel Messi.
En algún punto del espacio-tiempo el GOAT abrió la puerta de Major League Soccer al mundo, a una realidad paralela donde todo es posible.
Bievenidos a la realidad de Messi
La opinión pública lo creía impensado, pero la verdad es que no es nada nuevo. Lionel Messi llegó hace casi dos años a Estados Unidos y transformó deportivamente al club, a la liga y a la cultura del soccer.
Se sumó al equipo, e Inter Miami dejó de ser un proyecto exótico al sur de Florida, para convertirse en un contendiente feroz. Gracias a él, 'las Garzas' alzaron la Leagues Cup 2023 en su primer año, apenas semanas después de haber llegado.
Ganó el Supporters' Shield -premio otorgado al equipo que más puntos hizo en la temporada regular de MLS- con una cifra récord de 74 puntos, clasificándolo a la Copa de Campeones Concacaf en 2024.
Revolucionó el viewership global al pisar las tierras floridianas, con el premio Landon Donovan al MVP el año pasado, los goles, las asistencias y la guía espiritual de una plantilla que no tenía épica.
Y aquí estamos. En un cruce que no debería existir, pero existe. Porque Messi así lo quiso. El destino le pone su ex equipo, al Paris Saint-Germain al frente.
Gloria de corte europeo
En esta dimensión, Lionel Messi clasificó a un equipo de MLS por primera vez a eliminatorias mundialistas de clubes y derrotó a un equipo europeo por primera vez en la historia global de Estados Unidos vs. el mundo.
¿Quién imaginaría esto hace dos años? Que tendría al jugador más influyente de todos los tiempos. Que la MLS se enseñaría al mundo de este manera y sería un centro gravitacional de la atención futbolística.
El relato cambió. Ya no es solo Messi el que juega en Miami. Es el mundo el que mira hacia allá y mirará hacia Atlanta, cuando le toque enfrentar al ex entrenador de los 'Cuatro Fantásticos', Luis Enrique, con el que alguna vez también levantaron la Champions League.
Messimanía
¡Qué momento para que Leo se encuentre en Estados Unidos!
Más allá de las circunstancias mundialistas y la ganancia económica evidente, hay un cambio cultural palpable.
Desde que viste el rosa de Miami, sus camisetas se venden como pan caliente por todo el país. Es el jugador que más vende y el rostro más reconocido a nivel mundial.
No solo rompió récords de asistencia en partidos de temporada regular, sino que ahora su influencia llega a cada rincón del planeta con el Mundial de Clubes.
Niños y niñas vistiendo sus camisetas en todo el país, y más allá de las fronteras.
Mística en Rosa
Y una imagen repetitiva del Lionel Andrés Messi junto a futbolistas de otros continentes pidiendo sus camisetas tras los partidos, los cánticos 'Messi, Messi' en cada escenario de la cita mundialista.
Messi transporta a Miami y a la MLS a dimensiones impensadas, como si abriera un portal hacia un universo paralelo donde el fútbol no tiene límites.
Y de verdad no tiene, es la gracia de este deporte en una realidad creada por Lionel Messi.
Cada versión del astro en su carrera parece cósmica, de destrozar líneas defensivas en las inferiores de Newells en Rosario, a hacerlo con FC Barcelona en todo el panorama europeo profesionalmente, de salir de la desdicha mundialista con Argentina a ser Campeón del Mundo.
Siempre algo absoluto sucede al final de cada versión. Algo impensado. Nunca nadie ganó más balones de oro que él, hasta el momento, y nadie ha hecho más goles que él en la historia de Inter Miami. A veces parece más astral, que física cuántica.
Ahora, cuando los dos gigantes argentinos -River y Boca- quedaron fuera de la Copa del Mundo de Clubes, Messi -además de lo que siempre hace- tendrá la obligación, una vez más, de representar a su país, a su fútbol
El próximo domingo a través de DAZN (12:00 pm ET) , cuando el '10' considerado el mejor de todos los tiempos, camine hacia el círculo central para enfrentar al PSG, el fútbol dará otro salto cuántico.
No será solo un duelo entre equipos. Será una postal imposible. Una colisión de líneas temporales.
El hombre que alguna vez dominó Europa hoy desafía sus propias reglas desde una dimensión creada por él mismo, la de IMCF.
Y si todavía te preguntas cuál es el principal 'cómo' del equipo de Javier Mascherano (que es el único técnico argentino clasificado) llegó a octavos de final del Mundial de Clubes, está en los portales que abre Lionel Messi.
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