Los Ángeles ante Nueva York. Oeste contra el Este. Vitrinas llenas de historia ante un estante que espera desde hace una eternidad ser ocupado.
LA y NY, de Costa a Costa -con permiso de Chicago, Miami, Dallas, y algunas ciudades más- reavivan la batalla entre las dos urbes más importantes de Estados Unidos. En el béisbol (venimos de una Serie Mundial que se quedaron los Dodgers ante los Yankees), en NBA (uno siempre piensa en los míticos Lakers frente a los Knicks... y también más recientemente en los Clippers ante los Nets), y en la NHL, donde sobre el hielo los Kings se batena duelo ante Rangers e Islanders.
También en el fútbol. La MLS Cup 2024 presenta el sábado una final soñada muchos años atrás, y que recién se concreta el sábado (4 pm ET - Apple TV, Gratis): LA Galaxy, el equipo más ganador y reconocible fuera de las fronteras de MLS, el club sinónimo de éxito en los casi 30 años de historia previos al arribo de Lionel Messi a Inter Miami CF, recibe en Carson, California, a otro club fundador, New York Red Bulls. Desde 1996 ambos clubes circulan por la liga, con diferente grado de éxito.
Historia de dos ciudades
Los Angeles Galaxy lleva 10 años sin disputar una final. Ganó 5, perdió otras cinco, si solo tomamos en cuenta las de alcance nacional. Los Red Bulls solo jugaron uno de esos partidos, en 2008 (allá, lejos y hace tiempo), en el que cayeron ante Columbus Crew.
El todo y la nada. La abundancia y las ansias de tener algo, al menos. Traducido y puesto en términos de hoy, estos equipos representan dos situaciones bien diferentes: LA Galaxy es el orgullo lastimado y rehecho en base a talento, ideas y convicción. En el país de 'los Cuatro Fantásticos' del Inter Miami, el viejo Galaxy (que en su versión 2024, de viejo no tiene nada) se planta jugando el mejor fútbol colectivo de este final de temporada.
El espectro que transmite RBNY es el del equipo más correoso, tozudo y complejo de descifrar de toda la liga. Fiel a la marca de la casa Red Bull. La versión neoyorquina es más letal, es más sabia, más viperina (si cabe). Te liquida en el momento justo. Al menos eso hizo en los Playoffs, en los que desarmó y cocinó a un Crew que iba para campeón, a New York City y a Orlando City.
Hollywood vs. Ciudad Gótica
El cine, los medios, nos ponen siempre entre Hollywood y Ciudad Gótica. Igual que lo hace esta final. El glamour y la estelaridad, ante la jungla de cemento, la guarida del héroe y bandido, del incomprendido, del que gana ante pronósticos agoreros e imposibles. Comedia o thriller. Nadie lo sabe hasta que el balón comience a rodar en Dignity Health Sports Park.
¿Quién necesita cobrar venganza? ¿Cuál de los sentimientos de reivindicación pesan más? Los Ángeles y Nueva York (al menos las porciones representadas por Galaxy y Red Bulls) cuentan con merecimientos de sobra, fácticos y emocionales.
Brillantez vs. sentido de la oportunidad. Comedia de enredos con brillantes diálogos o el policial que solo se resuelve en los últimos cinco minutos. Greg Vanney y Sandro Schwarz piensan como entrenadores la película que pueden proyectar.
A las dos ciudades les cantó Frank Sinatra, con "New York, New York" y "LA is My Lady". Más profanas, quizás (o no tanto), "To Live & Die in L.A.", de 2Pac, es la contracara de "Empire State of Mind", de Alicia Keys.
La gente es parecida. Pero los angelinos -originales o adoptados- fluyen con una vibra única, que tal vez solo se encuentra en las calles de una megalópolis como Ciudad de México. El karma latino de Nueva York es algo menos definido. La mezcla y crisol que se encuentra en 'los Cinco Barrios' arman en 'la Capital del Mundo' de una forma de ser fuerte y resiliente. Del Caribe a Sudamérica, la ciudad es para todos.
¿Cuánto impregna la ciudad al equipo? ¿Cuánto lo hace la gente que se enfunda en sus camisetas y llena las tribunas? A menos de 24 hs. para la final decisiva, en California se cierran sobre estandartes o íconos. A falta del 'mago' Riqui Puig, 'la Ciudad de Ángeles' se vuelca por Gabriel Pec, el brasieño con cara de niño, capaz de hundir los ánimos renacidos en Red Bulls. Y el equipo taurino se persigna y reza por el sueco más latino de todos, Emil Forsberg, que se sigue preguntando "¿Por qué nosotros no podemos?".
Llega la hora de visualizar, más que de cuestionarse. El equipo que canalice mejor esa marea de emociones estará al otro lado de la línea el sábado por la noche. Hollywood y Ciudad Gótica salen a la cancha para intentar dejar las cosas claras en MLS. Con espacio para los héroes: Carlos Coronel (Red Bulls) y Edwin Cerrillo (Galaxy) tienen sus capas recién planchadas. Como en toda buena película, alguien tiene que asumir el papel principal. Como en todo hit que escuchamos, alguien tiene que dar el grito de guerra, entonar el estribillo que conecte con, hacer el reel que significa lo mismo para mucha gente.
Hay magia dispuesta a ser puesta en acción. De Costa a Costa, los puños se abren, dispuestos a soltarla. Feliz MLS Cup, MLS. Feliz jornada, aficionados. Que el fútbol, que las definiciones inesperada, que los gritos que se sueltan a garganta abierta nos atrapen para siempre. Esto es fútbol. Unidos por la Copa.