No hace mucho tiempo que Michael Bradley era considerado como uno de los futbolistas más importantes de los Estados Unidos. Su paso por el fútbol europeo con equipos como la AS Roma lo confirmaban como un fuera de serie de los estadounidenses. También fue clave y hasta capitán del Team USA en ciclos mundialistas y certámenes internacionales.
Su regreso a la MLS se dio hace casi 10 años, y lo hizo para ponerse la camiseta del Toronto FC. Un club perdedor y que buscaba darle un giro a su historia. Con Bradley portando la cinta de capitán, y acompañado de tipos como Sebastián Giovinco y Jozy Altidore, el conjunto canadiense alcanzo su época dorada y el pico más alto hasta ahora en si historial con un triplete en 2017.
Pero ese mismo año 2017 también comenzó un descenso en su carrera mediante un golpe durísimo en cancha que le costa un divorcio con los fanáticos de las barras y las estrellas. La eliminación de la contienda por boletos a la Copa del Mundo Rusia 2018.
En los últimos dos años, Toronto ha sufrido muchísimo a pesar de fichar a tipos de calidad mundial como Lorenzo Insigne y Federico Bernardeschi. Bradley se ha mantenido al pie del cañón como un gran líder. Sin embargo, como a todos, el tiempo no perdona. Y Bradley esta muy lejos de su mejor versión.
Toronto llegaba a Decisión Day – fecha final de la temporada regular de la MLS, sin ninguna chance de poder meterse a los Playoffs. No solo eso, eran coleros generales de entre 29 equipos sin importar lo que ocurriera el sábado. Toronto recibía a Orlando City y podía pasar totalmente desapercibido, sino fuera porque Bradley anuncio en la semana que sería su último partido como profesional.
Eso le dio otra dimensión al duelo entre los Escarlatas y los Leones Purpuras.
Pero no solo fue cruel el destino con Michael en esta última campaña que fue para el olvido de Toronto, sino que además en su partido final se vio superado por un delantero juvenil como Duncan McGuire.
El prospecto que viene de la Creighton University y recién debuto en la MLS a principios de año, hizo ver mal a Bradley en el gol que abrió el marcador al quitárselo de encima con un sombrerito para luego ganarle a velocidad y meter un soberbio disparo.
La crueldad no termino ahí. El doblete de McGuire se dio en un balón filtrado que fueron a buscar el joven delantero como hombre más adelantado y Bradley como último hombre. Gano el delantero de Orlando y definió cruzado para el 2-0 definitivo con el que los de la Florida vencieron a los Escarlatas.
Quizás es el ciclo de la vida, el recambio generacional y natural. Pero la forma en la que le sucedió en este último partido de Bradley como profesional, realmente es poco merecedora de lo que fue la mayoría de su exitosa carrera.