La MLS está construida sobre historias.
Algunas se escriben en el presente inmediato, con fichajes de renombre y goles espectaculares que capturan titulares. Otras, en cambio, se van tejiendo con paciencia, a través de temporadas que dejan huellas profundas en la memoria de jugadores y aficionados. La rivalidad entre Philadelphia Union y New York City FC pertenece a esta segunda categoría. No se trata únicamente de partidos disputados, sino de un choque entre dos proyectos deportivos que, año tras año, parecen destinados a encontrarse en los momentos decisivos de la Conferencia Este.
Hoy, hablar de un Union vs. NYCFC es hablar de intensidad, cuentas pendientes, estadios llenos y la sensación de que cada enfrentamiento puede definir algo más que tres puntos. Es una rivalidad en crecimiento, que ha pasado de la simple cercanía geográfica a convertirse en una narrativa central de la MLS en la costa este de Estados Unidos.
Una rivalidad con raíces geográficas y competitivas
En el deporte, la proximidad geográfica suele ser el primer catalizador de las rivalidades. Entre el Subaru Park de Philadelphia y el Yankee Stadium o el Citi Field —sedes provisionales de NYCFC mientras se construye su estadio definitivo— apenas hay dos horas de viaje en automóvil. Esa cercanía ya generaba cierta tensión desde los inicios, tal como sucede con el Union frente a los New York Red Bulls, otro de sus enemigos más tradicionales.
Pero lo que ha terminado de consolidar esta rivalidad no es únicamente el mapa, sino la competitividad compartida. Tanto Union como NYCFC se han convertido en protagonistas habituales de la Conferencia Este, dos equipos que rara vez se quedan fuera de la discusión por los puestos de honor. Esa condición los ha puesto frente a frente en escenarios decisivos, como las finales de Conferencia de 2021 y 2022, donde el pase a la gran final de la MLS Cup estaba en juego.
En 2021, fue el turno de New York City FC, que silenció el Subaru Park y avanzó hasta conquistar su primer título de liga. Un año después, Philadelphia tuvo su revancha: derrotó a los neoyorquinos y avanzó a la final, en la que cayó dramáticamente ante LAFC. En apenas dos temporadas, ambas ciudades habían escrito capítulos memorables de lo que ya puede considerarse una saga.
Philly contra la Gran Manzana: rivales en todo
Hablar de Philadelphia y Nueva York es hablar de dos ciudades con una rivalidad histórica que trasciende al fútbol. Cada deporte mayor en Estados Unidos ofrece ejemplos de este choque de identidades:
- NFL: los Philadelphia Eagles contra los Giants o los Jets de Nueva York representan partidos de alta tensión que movilizan a millones de fanáticos.
- NBA: los duelos entre los 76ers y los Knicks o Nets siempre despiertan atención, con una rivalidad que se remonta a décadas de enfrentamientos en playoffs y temporadas regulares.
- MLB: los Phillies mantienen un antagonismo clásico con los Mets, sus rivales de división, y también han tenido choques memorables con los Yankees, como la Serie Mundial de 2009. Este año, Phillies y Yankees vuelven a estar en la postemporada, mientras los Mets quedaron eliminados en el último día de temporada regular, un detalle que reaviva la conversación entre ciudades.
En ese mapa, la MLS no puede quedarse atrás. La rivalidad Union vs. NYCFC se inserta en una tradición cultural que atraviesa generaciones de fanáticos: el orgullo deportivo de dos urbes que no se tienen ningún tipo de simpatía en lo deportivo, que históricamente se han visto como antagonistas y que siempre buscan imponerse en cada disciplina.
Esa falta de afinidad no es casual, sino el resultado de décadas de enfrentamientos en diferentes ligas profesionales. Cada vez que un equipo de Filadelfia se cruza con uno de Nueva York, la carga emocional trasciende la cancha. No importa si se trata de un partido de NFL en noviembre, un juego de béisbol en pleno verano o una serie de playoffs en la NBA: los aficionados sienten que está en juego mucho más que una victoria deportiva. Es el honor de la ciudad, la oportunidad de demostrar superioridad frente a un vecino al que no se le concede margen de respeto alguno.
Trasladada al fútbol, esta dinámica cobra todavía más fuerza. La MLS disfruta de este tipo de rivalidades que enganchan y generan identidad. En ese sentido, el Union-NYCFC encaja a la perfección: dos equipos protagonistas en el Este, con historias recientes que los enfrentaron en instancias finales, con jugadores que cruzaron caminos entre academias y plantillas, y con aficiones que representan ese antagonismo entre ciudades.
Lo que ocurre cada vez que Filadelfia y Nueva York se enfrentan en la MLS es, en realidad, una continuación de un relato mucho más amplio: el de dos metrópolis que comparten geografía pero no comparten simpatías, que están demasiado cerca para ignorarse y demasiado orgullosas para tolerarse. Y eso garantiza que, en el campo de juego, cada encuentro tenga el sabor de una batalla por algo más que tres puntos.
Historias cruzadas: Freese, Blake y las academias
Las rivalidades también se construyen con historias personales. Una de las más curiosas la protagoniza el arquero Matt Freese, actual guardameta de NYCFC. Freese es producto de la academia de Philadelphia Union, pero nunca pudo consolidarse como titular debido a la presencia de Andre Blake, el arquero jamaiquino considerado uno de los mejores en la historia de la MLS y varias veces galardonado como “Guardameta del Año”.
Ante ese muro infranqueable, Freese decidió buscar minutos en otro lugar y encontró en Nueva York una oportunidad dorada. Hoy, cada vez que se mide ante su exequipo, la narrativa se enciende: el portero local que tuvo que emigrar para demostrar su valía regresa como figura del rival. Es una trama que añade capas emocionales a un duelo que ya de por sí está cargado de tensión.
Los rostros latinos: impulso y contraste
El fútbol latinoamericano ha marcado el ritmo de muchos equipos de la MLS, y en esta rivalidad no es la excepción. Sin embargo, las dos plantillas muestran contrastes claros.
- Philadelphia Union: en años recientes ha disminuido su cuota de jugadores latinoamericanos. Hoy destaca el uruguayo Bruno Damiani, pieza titular que aporta dinamismo y garra en la mitad del campo. Además, el venezolano Jesús Bueno se ha consolidado como una alternativa de confianza desde el banquillo, mostrando que el Union sigue encontrando en el talento sudamericano un complemento importante.
- New York City FC: por el contrario, ha construido buena parte de su identidad actual alrededor de su talento latino. Desde la creatividad en la media cancha hasta la contundencia ofensiva, son los jugadores sudamericanos quienes suelen marcar diferencias. Esto no es nuevo: desde los tiempos de Maxi Moralez, el club neoyorquino ha sabido apoyarse en esa identidad multicultural que lo conecta con una ciudad tan diversa como Nueva York. Alonso Martínez y su campaña goleadora histórica, invitan a Nueva York a soñar con otro posible título, en una temporada en la que los altibajos iniciales no presagiaban algo de este estilo. La llegada de Nicolás Fernández Mercau ha sido refrescante para el ataque del equipo azul.
Ese contraste no solo enriquece la rivalidad, sino que le otorga matices culturales: dos maneras distintas de armar proyectos ganadores, enfrentadas en un mismo escenario.
Dos proyectos técnicos en evolución
La solidez de esta rivalidad también descansa en los proyectos de sus entrenadores.
En Philadelphia, el cambio en el banquillo fue uno de los temas más delicados de los últimos años. Jim Curtin, símbolo del Union, dejó un legado difícil de superar. Sin embargo, su sucesor, el sudafricano Bradley Carnell, ha logrado mantener la competitividad e incluso añadir matices propios a un equipo que luce cada vez más completo. El Union está muy cerca de ganar el Supporters’ Shield, repitiendo el alto nivel de sus mejores campañas recientes.
En Nueva York, el neerlandés Pascal Jansen ha conseguido reactivar a un equipo que parecía en transición tras su título de 2021. Con una plantilla joven y en crecimiento, NYCFC atraviesa probablemente su mejor temporada regular desde 2022. Más allá de los resultados inmediatos, la dirigencia del club mantiene la mirada en el futuro: 2027, año de inauguración de su nuevo estadio en Queens, aparece como el gran objetivo de consolidación. Jansen, mientras tanto, está sembrando las bases de un proyecto competitivo que apunta a largo plazo.
Philadelphia Union: la búsqueda de la consolidación
Para Philadelphia, cada temporada es una nueva oportunidad de demostrar que su proyecto es sostenible y que no depende de un ciclo aislado. Haber estado tan cerca de ganar la MLS Cup en 2022 dejó un sabor amargo, pero también la certeza de que el club ya está instalado entre los gigantes del Este.
El Union ha construido un equipo sólido, equilibrado entre juventud y experiencia, capaz de competir tanto en liga como en torneos internacionales. Su afición, conocida por llenar el Subaru Park con pasión y cánticos, representa una de las más comprometidas de la liga, como quedó evidenciado en la cobertura mediática de la final de 2022. Philadelphia no solo quiere ser protagonista: quiere ser campeón.
Una baja sensible para lo que viene
En la previa al partido ante New York City FC, el club anunció que Quinn Sullivan sufrió una rotura del ligamento cruzado anterior y se perderá lo que resta de la temporada 2025.
New York City FC: presente competitivo, futuro ambicioso
Para NYCFC, la temporada actual representa un paso importante en la consolidación de su identidad. Tras el título de 2021, el club atravesó un proceso de altibajos, pero con Jansen al mando parece haber encontrado la brújula. Su estilo de juego atractivo y su apuesta por jóvenes promesas lo convierten en un equipo emocionante de ver, capaz de competir contra cualquiera.
La meta final, sin embargo, se proyecta hacia adelante: el nuevo estadio en Queens marcará un antes y un después en la historia del club. Con una infraestructura de primer nivel y un proyecto deportivo sólido, NYCFC quiere transformarse en una de las grandes potencias de la MLS en la próxima década. Mientras tanto, derrotar a Philadelphia sigue siendo una prioridad inmediata, tanto por lo que significa en la tabla como por el orgullo de la rivalidad.
Un clásico en construcción
La MLS es una liga joven, aún en proceso de forjar sus tradiciones. Pero hay rivalidades que surgen de manera natural, y la de Philadelphia Union vs. New York City FC es una de ellas. Cada enfrentamiento carga con la memoria de los partidos pasados, las finales disputadas, las cuentas pendientes y el deseo de imponerse no solo en el campo, sino en el imaginario colectivo de dos ciudades que no saben convivir en paz dentro del deporte.
Así como los Eagles y Giants escriben capítulos vibrantes en la NFL, o los Phillies y Mets se enfrentan con intensidad año tras año en el béisbol, Union y NYCFC están construyendo un relato que con el tiempo puede convertirse en uno de los clásicos modernos de la MLS.
Más allá de los puntos en la clasificación, cada Union vs. NYCFC es un recordatorio de lo que significa el deporte: rivalidad, orgullo y pasión. Dos equipos acostumbrados a definir el Este, dos ciudades que se miran con recelo y dos proyectos que no dejan de crecer. La MLS necesita de historias como esta para seguir consolidándose, y Philadelphia vs. Nueva York promete ser una de las más fascinantes de la próxima década.
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