La conexión del español con Messi es un valor oculto de su ritmo goleador.
Lionel Messi ha ganado casi todo. Ligas, Champions, Copas, Mundiales, Balones de Oro… pero, curiosamente, hay un trofeo que todavía no ha levantado desde su llegada a los Estados Unidos: el Botín de Oro de la MLS.
Desde su debut con Inter Miami CF en el verano de 2023, el argentino ha dejado una huella imborrable en el fútbol norteamericano, pero las lesiones, las rotaciones y los compromisos internacionales habían postergado su conquista goleadora.
Hasta ahora.
En el cierre de la temporada 2025, Messi se encuentra empatado en la cima de la tabla de goleadores con Denis Bouanga, del LAFC, ambos con 24 tantos, uno por encima del inglés Sam Surridge de Nashville SC. Y más allá del instinto asesino frente al arco o de su inagotable hambre competitiva, hay un factor que explica buena parte de su éxito: su eterna conexión con Jordi Alba, el socio perfecto, el cómplice de siempre, el amigo que lo entiende con una mirada.
El lateral izquierdo español ha sido pieza clave en la producción ofensiva del Inter Miami, una vez más enlazando con Messi como en los mejores tiempos del Barcelona. Pero esta temporada tiene un significado especial: Jordi Alba ha anunciado que se retirará del fútbol al finalizar la campaña 2025, cerrando su carrera profesional vistiendo de rosa junto a su amigo y compañero de tantas batallas.
Esa noticia le ha dado un toque aún más emocional al cierre de la temporada. Messi no solo busca su primer Botín de Oro en la MLS, sino también acompañar a Alba en su despedida con un logro histórico para ambos. Una última meta compartida, una última celebración juntos, antes de que el fútbol le diga adiós a uno de los laterales más determinantes de su generación.
El tiempo pasa, los colores cambian, pero la química entre ambos sigue intacta. Y aunque el argentino no estará con IMCF en la próxima fecha, el español seguirá aportando al equipo rosa el sábado ante Atlanta United (7:30 pm ET - MLS Season Pass).
De Barcelona a Miami: una sociedad que desafía al tiempo
Cuando Alba regresó al FC Barcelona en el verano de 2012, pocos imaginaron que aquella incorporación marcaría el inicio de una de las duplas más eficaces y estéticamente bellas del fútbol moderno. Jordi llegaba procedente del Valencia, con apenas 23 años, y se encontró con un Messi en pleno auge, dueño absoluto de los registros ofensivos del club catalán.
Desde entonces, Messi fue Pichichi de LaLiga en seis ocasiones con Alba como compañero (2012-13, 2016-17, 2017-18, 2018-19, 2019-20 y 2020-21). La cifra habla por sí sola: seis títulos de máximo goleador en nueve temporadas compartidas.
Y si algo refleja la simbiosis entre ambos son los números de sus asociaciones. El español sumó 55 asistencias en LaLiga, y 23 de ellas terminaron en goles de Messi. Ningún otro defensa europeo dio más pases de gol en la década, y ningún otro jugador fue tan beneficiado por sus servicios como el argentino.
En el campo, su relación era casi telepática. Alba sabía exactamente cuándo y dónde picar; Messi sabía exactamente cuándo y cómo filtrar. El movimiento del lateral por la izquierda —una jugada tan previsible como imposible de detener— se convirtió en marca registrada. Un guiño, una pausa, un pase rasante y el balón dormido en la red.
Esa conexión, que nació en el Camp Nou, se trasladó más de 7.500 kilómetros al oeste, a Fort Lauderdale, y sigue vigente como si el tiempo no existiera.
La MLS, un nuevo escenario para una vieja fórmula
Cuando Inter Miami anunció la llegada de los ex jugadores blaugranas en 2023, pocos creyeron que la dupla podría replicar su química europea en un entorno tan distinto. Sin embargo, dos años después, no solo lo lograron: la elevaron.
Messi aterrizó en la MLS con la misión de transformar el fútbol estadounidense desde adentro. Alba, por su parte, llegó para acompañarlo en ese nuevo capítulo, no como escudero, sino como socio creativo. Desde su debut, todo lo que Inter Miami ha ganado lo ha hecho con ambos como protagonistas: la Leagues Cup 2023 y la Supporters’ Shield 2024.
En 2025, su entendimiento sigue siendo el motor del equipo. El astro argentino suma 24 goles y 17 asistencias, mientras Alba acumula 13 pases de gol, empatado en el sexto lugar de la liga junto a Carles Gil, y solo por detrás de nombres como Anders Dreyer, el propio Messi, Philip Zinckernagel, Evander y Martín Ojeda.
De hecho, un dato revela el peso de su relación: cinco de las 24 anotaciones de Messi en esta temporada llegaron tras una asistencia directa de Jordi Alba. Una cifra que los mantiene entre las sociedades más productivas de toda la liga, superando incluso a duplas como la de Hany Mukhtar - Sam Surridge en Nashville.
Conexión infinita: más que compañeros, hermanos de fútbol
En palabras de la propia estrella de la MLS, ellos son “socios eternos”. Y no se trata solo de química en el campo, sino de una relación que trasciende el fútbol. Lo fueron en Barcelona, lo son en Miami. Se conocen, se respetan y se entienden como pocos.
El anuncio del retiro de Jordi Alba —y también el de Sergio Busquets al final de esta temporada— convierte este momento en el más bonito y simbólico posible para cerrar con éxito una carrera que los marcó a los tres. Después de compartir más de una década de títulos, gestas y recuerdos en el FC Barcelona, ahora buscan ponerle el broche de oro a su historia juntos en el Inter Miami CF, donde el fútbol los volvió a reunir para una última función.
En la cancha, basta un gesto. Messi frena, Alba pica. Messi levanta la cabeza, Alba ya está llegando a línea de fondo. Pero fuera del césped, la complicidad es igual de profunda. Comparten rutinas, comidas, risas y, sobre todo, una visión del juego.
Jordi Alba lo explicó alguna vez con naturalidad: “Con Leo es fácil. Sabes que siempre va a elegir la mejor opción. Solo tienes que estar en el lugar correcto”.
Y Messi ha devuelto el elogio más de una vez: “Jordi me entiende como pocos. Jugamos juntos tantos años que ya ni necesito hablarle. Sé cuándo va, sé cuándo se queda”.
Ese nivel de sincronización es difícil de encontrar incluso entre jugadores que comparten selección o vestuario durante años. En su caso, es una conexión que se forjó en los días dorados del tiki-taka y que, más de una década después, sigue dando frutos en una liga completamente distinta. Ahora, con el adiós de Alba y Busquets a la vuelta de la esquina, Messi tiene un motivo extra para disfrutar y luchar: despedir a sus “socios eternos” del modo que mejor conocen, con fútbol y con gloria.
Alba, el defensor más ofensivo: clave para el Botín de Oro
Una de las claves del andar goleador de Messi en esta temporada pasa precisamente por la función híbrida de Jordi Alba. En el esquema de Javier Mascherano, técnico del Inter Miami, el español ha alternado roles entre lateral ofensivo, carrilero e incluso interior izquierdo.
Mascherano lo ha utilizado como wing cuando el equipo necesitaba más amplitud o como volante cuando quería reforzar la posesión en el medio. Esa libertad táctica ha permitido que Alba siga siendo un generador de peligro constante por el costado izquierdo, pero también que Messi encuentre nuevos espacios para moverse entre líneas.
La mayoría de las asistencias de Alba para Messi —en Barcelona y en la MLS— nacen de un patrón similar: desmarque por la banda, pase atrás o rasante al corazón del área y definición del argentino con la precisión de siempre. En 2025, esa fórmula sigue funcionando.
Y aunque Messi ya no recorre el campo con la explosividad de antes, la inteligencia táctica de ambos compensa cualquier déficit físico. Alba lanza, Messi recibe, controla, define. Simple. Efectivo. Letal.
La experiencia de los Playoffs: una lección que madura en 2025
El año pasado, Inter Miami se clasificó por primera vez a los MLS Cup Playoffs presentados por Audi, y tanto el español como el argentino aportaron un gol y una asistencia cada uno. Aquella experiencia sirvió de aprendizaje para el plantel, que comprendió la importancia de gestionar los ritmos de una liga tan exigente como impredecible.
En 2024, Atlanta United sorprendió eliminándolos en la primera ronda. Pero en 2025, con una plantilla más madura, más cohesionada y con sed de revancha, el equipo del sur de Florida luce más que preparado para competir hasta el final.
Messi, con su instinto goleador intacto, llega al tramo decisivo en plenitud física, y su conexión con Jordi Alba podría ser el factor diferencial. Ambos, junto a Sergio Busquets, han aprendido a leer mejor los tiempos de la liga, las canchas, los viajes y las condiciones climáticas. Ya no hay margen para las sorpresas: solo objetivos claros.
Y esta vez, el objetivo es innegociable. Con Alba y Busquets anunciando su retiro al finalizar la temporada, el Inter Miami vive un cierre de ciclo lleno de emoción y significado. No se les puede escapar el título más preciado, la MLS Cup presentada por Audi. Sería el final perfecto para una era inolvidable, el broche dorado a la historia de tres leyendas que volvieron a encontrarse en Miami para escribir un último capítulo juntos.
Los números de la dupla en la MLS 2025
- Contribuciones de gol de Messi: 24 goles y 17 asistencias
- Contribuciones de gol de Alba: 5 goles y 13 asistencias
- Goles de Messi asistidos por Alba: 5
- Veces que han sido titulares juntos esta temporada: 28
- Porcentaje de victorias del Inter Miami con ambos en cancha: 71%
Más allá de las cifras, lo que impresiona es la consistencia. Cuando Messi y Alba están juntos, Inter Miami no solo juega mejor: domina. El equipo fluye, los espacios se abren, y el ataque se vuelve impredecible.
Bouanga podrá tener la potencia, Surridge la eficacia, pero ninguno cuenta con un socio como Jordi Alba. Y Messi, a sus 38 años, sabe que ese tipo de relaciones no se construyen de la noche a la mañana.
De compañeros a leyendas de dos continentes
Lo que comenzó como una relación profesional en Barcelona se ha convertido en una historia de legado compartido. Entre ambos suman más de 30 títulos oficiales y una infinidad de recuerdos que definieron una era en el fútbol moderno. Ahora, con el anuncio del retiro de Jordi Alba al finalizar la temporada, ambos tienen la oportunidad de escribir unas últimas páginas de gloria juntos.
Buscan agregar otro hito a su historia: el primer Botín de Oro de Messi en la MLS, un logro simbólico que sellaría su impacto en el fútbol estadounidense y coronaría su recorrido como dupla. Si Messi lo consigue, no será solo mérito de su zurda mágica ni de su hambre competitiva, sino también del compañero que ha sabido acompañarlo a través del tiempo, las ligas y los desafíos.
Jordi Alba ha sido su extensión por la banda izquierda durante más de una década. En el Barça lo ayudó a alcanzar la perfección; en el Inter Miami, lo ayuda a reinventarse. Ahora, con el telón cayendo sobre la carrera del defensor español, ambos saben que cada pase, cada asistencia y cada gol en este tramo final puede ser parte de un cierre de historia inolvidable.
Una sociedad que inspira
Messi y Alba encarnan algo que trasciende los goles y las asistencias. Representan la lealtad en el fútbol moderno. En una era en la que los proyectos cambian cada temporada y las relaciones entre jugadores suelen ser efímeras, ellos se mantienen juntos, complementándose como si el tiempo nunca hubiera pasado.
Esa complicidad ha sido clave también para los jóvenes del Inter Miami, que observan cómo dos veteranos siguen entrenando y compitiendo con el mismo nivel de exigencia que cuando estaban en el Camp Nou. Su ejemplo ha ayudado a forjar una identidad dentro del vestuario, basada en la disciplina, la pasión y el respeto por el juego.
El propio Javier Mascherano lo reconoció recientemente: “Messi y Alba no solo aportan talento. Aportan cultura de trabajo, respeto y una mentalidad ganadora. Son el ejemplo perfecto de lo que queremos construir aquí”.
Ahora, con el anuncio del retiro de Jordi Alba al finalizar la temporada, esa historia compartida entre ambos llega a su punto más emotivo. Será el cierre de una etapa dorada que comenzó en Barcelona y se extendió hasta Miami, un ciclo lleno de títulos, conexión y amistad verdadera.
Cuando el árbitro marque el final de esta temporada, se cerrará también uno de los capítulos más bonitos del fútbol contemporáneo: el de dos jugadores que demostraron que la grandeza no solo se mide en trofeos, sino también en la lealtad, el compromiso y la forma en que eligieron recorrer el camino juntos.
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