Obed Vargas encara la recta final de 2024 a pura emoción.
Con apenas 19 años, el volante de Seattle Sounders dejó de ser una promesa: ya está en la órbita de la selección de México (a las órdenes de Javier Aguirre y Rafa Márquez) y, además, es una de las piezas claves del club esmeralda, que el sábado 23 de noviembre (10:30 pm ET - MLS Season Pass) visitará a LAFC por una de las Semifinales de la Conferencia Oeste, en el marco de los Playoffs de la MLS Cup 2024 presentados por Audi.
"Sabemos que esta semana es muy importante", comentó Vargas horas atrás, en el marco de una conferencia de prensa organizada por Major League Soccer. "Hay que entrenar a tope. (Los Angeles Football Club) ya nos ganó 4 veces (este año), y ya tenemos que ponerle un alto a esto, porque 5 veces sería un abuso para nosotros", explicó el juvenil.
Onda verde gracias a cracks mexicanos
"Soy muy afortunado de haber debutado contra Estados Unidos y de haber estado ya unos días con el cuerpo técnico de Aguirre", expresó Vargas al comentar su actividad con las selecciones mexicanas, tanto a nivel absoluto como Sub-20, en la recta final para la Copa del Mundo de la FIFA 2026, organizada por Estados Unidos, México y Canadá.
Vargas, nacido en Anchorage, Alaska, en el seno de una familia mexicana, pudo darse el gusto recientemente de debutar como jugador en El Tri. "Mi decisión fue porque fue mi ilusión desde niño. Obviamente la cultura en casa era mexicana, yo crecí mirando a la selección".
"El Mundial 2014 me marcó mucho. Tenía como 10 u 11 años, y esa generación me enamoró. Con Héctor Herrera, Andrés Guardado, Chicharito... varios de esos jugadores. Me acuerdo que Carlos Vela (futbolista de LAFC, el rival de este fin de semana) renunció a ir a ese Mundial. Al tenerlo acá, espero que me regale su camisa. Es un jugador muy diferente", se ilusionó.
Hecho para cosas grandes
La carrera de Obed Vargas no es normal para un jugador de su edad. Con apenas 16 años jugó y ganó la final de la Liga de Campeones de Concacaf con Seattle Sounders, en una definición ante Pumas UNAM, y hoy está metido en la fase final de la postemporada en MLS.
"Creo que he tenido mucha suerte, la verdad. Me siento muy afortundado. Dios me ha abierto las puertas. Jugar una final de Concacaf a los 16 años, es algo que no me lo creo. Era un chico. Todavía lo soy. A los 16 era un niño. Doy gracias a Dios por la oportunidad. Sigo adelante, no me conformo con lo que he logrado. Quiero más, me esfuerzo para obtener más, y creo que eso me va a ayudar para algún día jugar en el Viejo Continente. A dar el brinco hacia otro nivel para poder seguir avanzando en mi carrera. Esas son mis metas a futuro".
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