El Tráfico terminó con Galaxy mandando. Y eso, últimamente, no es poca cosa.
En el cierre del Rivalry Week, el Dignity Health Sports Park fue escenario de un empate 2-2 que hace justicia al promedio de goles que generalmente se ve en este escenario del clásico hollywoodense.
Más allá de la igualdad en el marcador, los dirigidos por Greg Vanney dejaron una premisa en el aire, y mucho de esta cuestión refiere al viejo patrón de esta temporada, a la resignación, que parecía repetirse por momentos cuándo el partido estaba cuesta abajo, pero no, esta vez respondieron.
Parece temprano para hablar de renacimientos, pero con su técnico renovado como una señal de valor al proceso, con la presencia de su estrella de Cataluña, Riqui Puig, en interacción con sus fanáticos, y Marco Reus reactivando su aura europea, la Jornada 14 puede ser el principio de algo.
¿Empatar El Tráfico jugando un buen segundo tiempo puede ser algo más que un punto?
Una noche que parecía repetirse...
Reus, el ex Borussia Dortmund, fue el protagonista del despertar: abrió el marcador para el Galaxy. Pero Denis Bouanga, en modo figura, respondió con una genialidad para empatar el duelo y seguir alimentando las aspiraciones de LAFC, que aún pelea por un lugar en el Mundial de Clubes.
Después, Nathan Ordaz, atacante de LAFC y seleccionado de El Salvador, apareció para enmarcar un 1-2. Fin de la historia. Hasta ahí parecería un partido de los galácticos esta temporada.
Pero no, el ímpetu por buscar un mejor resultado vino con la energía de Gabriel Pec, que estuvo muy activo tras volver de su lesión y fue importante para el primer gol. Y en los últimos minutos, con la entrada de Joseph Paintsill, Galaxy dejó de ceder y caerse ante la adversidad.
El clásico acabó con Galaxy en modo protagonista. Eso no ocurría desde hace mucho. Concretamente, desde la calurosa tarde californiana del 7 de diciembre de 2024, cuando Los Ángeles hizo historia y alzó su sexta MLS Cup, cifra récord en la historia de la liga.
Vanney y Puig, las señales silenciosas del proyecto
Greg Vanney renovó contrato esta semana, como un voto de confianza institucional en medio de una racha de malos resultados que parece interminable, mientras que el alma del equipo -Riqui Puig, artífice del título de liga en 2024- no pateó un balón, pero estuvo en la tribuna y eso dice mucho.
Recientemente, cuando se anunció la renovación de su técnico, el ex jugador del FC Barcelona anunció su apuesta por el proceso. 'No es el final de este viaje aún, vine a Los Ángeles para ganar títulos, igual que la temporada pasada. No sería lo mismo sin nuestro entrenador a nuestro lado".
Se le suma la vuelta con tono de esperanza del jugador a hacer entrenamiento físico y esta noche al aparecer en El Tráfico como un símbolo de esperanza o motivación ante sus fanáticos y sobretodo, ante su club.
El switch de mentalidad
Si bien el segundo gol, el que empató la cuentas, fue el golazo de Marco Reus, es una acción consecuente de un gran trabajo de Galaxy. Pasaron de la resignación al orgullo y del silencio a la respuesta.
Los angelino tal vez no ganaron, pero por primera vez en mucho tiempo se encendió algo en ellos: orgullo, respuesta y señales de que el equipo empieza a creérselo ante su rivalidad más importante.
Puede que no sea una resurrección, pero sí parece un buen primer paso fuera del estancamiento emocional. Es un contexto más que un conformismo.
Pero a veces solo necesitas un momento para empezar a escribir una historia distinta, a hacer un borrón y cuenta nueva. Y este empate —peleado, sentido, con carácter— podría ser el punto de partida de algo más grande.
Lo que sigue para LA Galaxy
Galaxy deberá visitar a San Diego FC en próximo sábado 25 de mayo por la Jornada 15 (4:45 pm ET - MLS Season Pass) en el Snapdragon Stadium.
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