En la previa de la MLS Cup entre Los Ángeles Galaxy y New York Red Bulls se vivió un momento muy emotivo que ya forma parte de la historia grande de la liga estadounidense.
En el Dignity Health Sports Park, en un marco impresionante en el que los angelinos colmaron las gradas para alentar a los Galácticos en busca de su sexta corona, el mito Landon Donovan ingresó junto a la leyenda Bradley Wright-Phillips para depositar el Trofeo Philip F. Anschutz que obsesiona a las franquicias de la Major League Soccer.
Donovan, quien fue cuatro veces campeón de la MLS Cup con la franquicia, sorprendió al mundo al entrar al campo de juego vestido con la camiseta de su club con el número 10 estampado en la espalda y el nombre de Riqui Puig. Con 317 encuentros con el club, uno de los mejores jugadores de la historia de su país decidió homenajear al creativo español.
La lesión del ligamento cruzado de la rodilla izquierda que Puig sufrió en la final de la conferencia Oeste frente a Seattle Sounders le impidió estar presente en la definición. Su ausencia representó una baja de peso para un equipo que enterró la tristeza y decidió usar la falta de su máximo líder futbolístico como combustible para apuntalar su espíritu en busca de la corona. Ese fue el mensaje que bajaron sus compañeros en la previa: “Tenemos que ganar por Riqui”, dijo el capitán Maya Yoshida a los reporteros durante el día de medios llevada a cabo el jueves por la tarde en Dignity Health Sports Park.
"Estoy muy triste por él -agregó el delantero Joseph Paintsil, quien había dialogado con Riqui tras su lesión-. "Pero nos dijo: ‘Hola chicos, olviden lo pasado. Concéntrense y hagan lo que tengan que hacer’. Y el tipo de espíritu que nos transmite, creo que en el campo de juego el sábado, aunque Riqui no esté en el campo, sentiremos su presencia. Y con su presencia, creo que todo será posible”. Y vaya que lo hicieron Paintsil y sus compañeros. El ghanés anotó el primer tanto de la final tras una gran asistencia de Gastón Brugman, el reemplazante de Puig, y festejó mostrando la camiseta de su amigo lesionado. Antes del primer cuarto de hora, Dejan Joveljic hizo lo propio y otra vez levantó hacia el cielo la número 10, mientras Riqui celebraba emocionado al borde del campo de juego.