Voces: Diego Valeri

MLS Cup 2024: Toros rojos llegan al territorio de 'la Galaxia'

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La fecha estaba marcada desde hace tiempo. El 7 de diciembre Major League Soccer tendrá un nuevo campeón.

Dos clubes fundadores de la liga esperan: LA Galaxy -que va en busca de su sexta MLS Cup, y quiere aumentar su récord de 5 trofeos de liga- se mide en el Dignity Health Sports Park al visceral New York Red Bulls, que llega con la esperanza de por fin poder alzar su primer trofeo de título de liga.

Una decena de finales disputadas para LA Galaxy hasta el momento, solo un partido de ese tipo para Red Bulls. Estilos de juego bien disímiles entre uno y otro equipo. La final y lo que cada uno de los clubes representan hoy, y en la historia de la liga no podrían estar más claros.

Diego Valeri ha estado en este tipo de momentos. El analista de MLS Season Pass y exMVP de la liga nos lleva de la mano para meternos en el corazón y la cabeza de planteles e individuos. "Lectura de Juego" nos hace volar lejos, en la visita de los toros rojos a una galaxia muy, muy lejana.

Lectura de Juego: Los toros rojos en la galaxia del Oeste | Episodio final 2024

La humedad de la Florida hace resbalar el trofeo entre las manos del capitán Forsberg. La alegría contenida durante tantos años vibra en la tarima del escenario recién montado. New York Red Bulls es el campeón de la Conferencia del Este. Una guía, una voz que incita, late sobre el césped: Ahora caminas unos pasos hacia adelante entre los tuyos y alzas la corona. La definitiva quizá la tengas en siete días; igual hay que festejar, disfrutarla aunque sea unas horas, una noche, y mañana pensarás en lo que viene. Una brisa fresca sobrevuela entre los abrazos y se pega en la transpiración de las camisetas rojas, más que nunca. Otro viaje, el último, hacia la frontera opuesta. La costa Oeste queda lejos, pero qué importa; en charter sin escala hacia la primera conquista de la MLS Cup, después de dieciséis años.

“Una semana más, Los Ángeles, una semana más”, grita por el autoparlante el capitán Yoshida a todos los que están alentando al equipo en el Dignity Health Sports Park, vestido de azul y amarillo y blanco. Papelitos que vuelan, fuegos artificiales y el DJ, sobre la montaña detrás del arco, que acelera la música tanto como Pec y Paintsil cuando encaran a los laterales. Si veinte años no son nada, diez mucho menos, aunque para un grande como LA Galaxy ese tiempo sin llegar a finales fue una eternidad. Con un pase de Riqui Puig se despejó el cielo nublado que le había propuesto un rival duro como Seattle. Joveljic no falla.Al finalizar el partido, Greg Vanney saluda a Schmetzer y corre a festejar con sus jugadores.El clima en California se vuelve a templar, brilla como siempre, sobre todo en diciembre.

Entre la cerveza de la celebración y el cansancio del partido, el silencio vuela de regreso a New Jersey junto a los Red Bulls. Uno ronca, otro se acomoda en el asiento y alguno mira de reojo un Iphone para ver quién será el próximo rival.

—¿Cero a cero? —pregunta Coronel a Reyes.

—No, jugamos contra el Galaxy, lo ganó sobre la hora.

—Mejor, es durísimo revolcarse en el sintético de Seattle. El frío, la lluvia… Más lindo California.

—Cuidado que los de arriba están volando. Dieciséis goles en cuatro partidos.

Coronel señala la copa que reposa en el asiento cruzando el pasillo. Reyes asiente con la cabeza. La misma que los metió en este lío, hermoso lío. La misma cabeza fuerte que lespermite pararse en cualquier campo y competir, y ganar, incluso al enorme Columbus campeón. ¿Por qué no podrían hacerlo en la cancha del más campeón de los campeones de la Major League Soccer? ¿Por qué no?

La música suena en el vestuario del Galaxy. Fagúndez baila con Paintsil, dos pasitos para un lado, dos para el otro… En la camilla, Pec, Marco Reus y Puig son chequeados por los fisioterapeutas. Dolor en la rodilla, en los aductores, en el alma. Puig se rompió los cruzados, no puede ser. No ahora. Son cosas que pasan, Riqui. El tiempo te dirá por qué tenía que ser hoy. Me encantaría que el narrador omnisciente de esta historia lo supiera, juro que no escondería las razones, pero no lo sabe y la vida no es un cuento, aunque a veces lo parezca. En algunos momentos es mejor no saber tanto y seguir.

La música se apaga, la alegría se mezcla con la rabia. Un poco por todos aquellos que no creyeron en el grupo al comenzar la temporada, otro poco por la lesión del diez. Aunque lo ideal es no tenerle bronca a nadie, para competir el enojo suele ser combustible. Ustedes se encendieron cuando les tocaron el orgullo, cuando los patearon en el piso. Eso no se hace. El agua impregnada en el techo por los botellazos de la celebración es una lluvia en la sequedad del vestuario. Foto grupal y a la ducha. Hay que lavar las heridas de estos diez años sin estar en una final, de este partido, y mirar hacia adelante. Hay que hacerlo por Riqui.

Reuniones, entrevistas, personas de más en el centro de entrenamiento, risas, seriedad, es una final, no cambiemos nada, sólo hagamos este ajuste, quizá podemos probar esta modificación, no, mejor no, sesiones de video, prácticas, estiramientos, masajes, otras reuniones, otras entrevistas y alguna más. El sábado corre hacia nosotros a pesar de que la ansiedad y el dolor enlentezcan el tiempo. Desde la cabina puedo verlo todo, están frente a mí: los once toros rojos alineados en la galaxia del Oeste y los once custodios del rey de las MLS Cups: episodio final 2024. El sol de California demuestra orgulloso sus coronas, sus rayos, su elegancia. En esta capital del mundo se va a jugar un partido de fútbol. Sólo un partido de fútbol, nada más. Eso parece.

El árbitro arroja la moneda al aire, cae en su mano izquierda mientras la tapa con la derecha.Eliges lado o pelota. Pelota. Mucha suerte para los dos. Será imposible que se cumpla eldeseo. ¿Quién ganará esta tarde? Nadie lo sabe.

Lo verás por Apple TV - Gratis, en español o en inglés. Los Ángeles contra Nueva York: suena el himno, se eriza la piel, fuegos de artificio, arengas, abrazos, los futbolistas corren, el viento aplaude entre las banderas. Son aplausos para los dos clubes por haber llegado al capítulo final y, ante todo, por custodiar con pasión la forma de hacerlo; el verdadero diamante que reluce en los anillos de un ganador. Lo demás son sólo títulos.